La fórmula para tener éxito parece que está muy bien definida:
Tener una meta o propósito, adquirir los conocimientos necesarios para
ello, trazar un plan para alcanzar dicho propósito, dejar la dilación
(posponer las cosas) y tomar acción (mientras no tomes acción, realmente
no te has decidido), ser disciplinado en tus acciones y en tu vida, y
ser persistente hasta que lo logres.
Al menos, en esos pasos pasos están de acuerdo todos y cada uno de los autores de desarrollo personal, así como todos y cada uno de los actuales multimillonarios. Ver: 16 cosas que te impiden hacerte rico, según Napoleón Hill, que dedicó su vida al estudio de 500 millonarios.
Al menos, en esos pasos pasos están de acuerdo todos y cada uno de los autores de desarrollo personal, así como todos y cada uno de los actuales multimillonarios. Ver: 16 cosas que te impiden hacerte rico, según Napoleón Hill, que dedicó su vida al estudio de 500 millonarios.
Si bien esta fórmula para tener éxito podría parecer fácil o difícil, hay otra decisión que las personas de éxito hacen, y que parece que al resto de personas nos cuesta un poquito más.
Las personas de éxito no sólo trabajan más duro y salen de su zona de
confort, sino que también evitan a toda costa el seguir a la manada.
Si te preguntas por qué no tienes éxito en tu vida, por qué tienes un trabajo que no te gusta, por qué eres un inversor mediocre, es muy probable que te encuentres siguiendo a la manada.
Remontémonos a los tiempos de instituto. La mayoría de chicos tienen aislado a los más inteligentes de la clase (llamémosle empollones). Probablemente no acuda a las fiestas de los chicos más "guais", ni haga lo mismo que hacen el resto en sus ratos libres al salir del instituto.
Pero no te quepa duda de que, años más tarde, las estadísticas del éxito estarán a su favor, y es muy probable que esa persona que antes discriminaste, ahora esté mucho más integrado en la sociedad que tú. De hecho, ya lo decía Bill Gates: "No te rías de los nerds, pues es muy probable que acabes trabajando para ellos".
Thomas C. Corley, autor de Rich Habits (Los hábitos de los ricos), lo tiene claro: "La mayoría de la gente no tiene éxito porque no se separan de la manada. Es la manada la que nos frena".
Si te preguntas por qué no tienes éxito en tu vida, por qué tienes un trabajo que no te gusta, por qué eres un inversor mediocre, es muy probable que te encuentres siguiendo a la manada.
Remontémonos a los tiempos de instituto. La mayoría de chicos tienen aislado a los más inteligentes de la clase (llamémosle empollones). Probablemente no acuda a las fiestas de los chicos más "guais", ni haga lo mismo que hacen el resto en sus ratos libres al salir del instituto.
Pero no te quepa duda de que, años más tarde, las estadísticas del éxito estarán a su favor, y es muy probable que esa persona que antes discriminaste, ahora esté mucho más integrado en la sociedad que tú. De hecho, ya lo decía Bill Gates: "No te rías de los nerds, pues es muy probable que acabes trabajando para ellos".
Thomas C. Corley, autor de Rich Habits (Los hábitos de los ricos), lo tiene claro: "La mayoría de la gente no tiene éxito porque no se separan de la manada. Es la manada la que nos frena".
Pero...¿Por qué tendemos a seguir a la manada?
Probablemente se deba a los restos de una herencia genética de nuestros antepasados, por lo que separarse de la manada es un hábito más difícil de lo que se cree.
Aquí está Corley:
"Estamos predeterminados genéticamente a querer mezclarnos y pertenecer a
una manada. Es un subproducto de la evolución del genoma humano durante
la primera parte de nuestra existencia humana, ya que si los humanos
pertenecían a un rebaño, estaban a salvo de los depredadores. La
doctrina de la manada aseguró la supervivencia de nuestra especie"
Hoy día, podemos observar cómo la mayoría de las personas de gran éxito,
han destruido por completo ese hábito: "Se separan de la manada, crean
su propio rebaño y luego llaman a otros para unirse".
Mientras la clase media y pobre busca una comodidad emocional,
psicológica y física, las personas de éxito tienen muy claro que el
éxito no es fácil, y que la comodidad no te lleva hasta allí. La manada
tampoco.
Tendemos a copiar las acciones de nuestro entorno. Tarde o temprano, el
entorno nos acaba arrastrando si no cambiamos de entorno. Aunque suene
repetitivo, no podemos hacer lo que hacen el resto de personas, y esperar obtener unos resultados diferentes.
Por ejemplo, si tu grupo de amigos carece de aspiraciones y tienen todo
el tiempo libre del mundo, mientras tú, en cambio, eres más ambicioso y
quieres trabajar en algún proyecto, no podrás seguir el ritmo de ese
grupo si quieres alcanzar ese objetivo. De hecho, es muy probable que
acaben arrastrándote.
Parte del camino hacia el éxito, consiste en hacer algunos sacrificios
que consisten en aprender mientras otros se divierten, y trabajar duro
mientras otros descansan. Sólo así, algún día, gracias a esos
sacrificios podrás tener la vida que exactamente deseabas y lograr
algunas cosas que otros sólo pueden desear. Y para ello, hay que evitar
hacer lo mismo que hace la manada, creando por el camino tu propia
manada: una manada más afín a tus intereses y objetivos.
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