Pero
la desigualdad entre hombres y mujeres no está solo en el monto del
salario, sino también en el tipo de jornada que se realiza sumado al
acceso a diferentes tipos de trabajos. La jornada laboral a tiempo
parcial es desempeñada por ellas en un 75,2% de los casos y las
condiciones en las que trabajan son bastante peores.
Históricamente el paro de las mujeres
siempre ha sido superior al de los hombres de manera muy significativa,
más permanente y duradero. Como se explica en el artículo de Cinco Días,
el salario de los hombres españoles es un 19,3% superior al de las
mujeres, frente al 16,3% de la Unión Europea, según datos de la Comisión
Europea (CE).
La cruda realidad estadística, ha
tirado por el suelo la posición de los que defienden la postura de que
los efectos del paro son cada vez menos discriminantes en función de
género. Estimaban que se había terminado la desigualdad de las mujeres
en el mercado laboral por considerar que las mujeres están más formadas
que los hombres, pero claramente no ha sido así.
La segregación horizontal de los
empleos (determinados empleos parecen reservados a las mujeres) es otra
causa importante de desigualdad. Aunque ellas representan casi la mitad
de la población activa, mujeres y hombres no se distribuyen de idéntica
manera en los diferentes sectores de la economía. Las mujeres están
mayoritariamente representadas en el comercio, servicios a las personas,
hostelería, es decir, principalmente en el sector servicios con mucho
mayor riesgo de perder su empleo y, sobre todo, más precarios lo que
permite la persistencia de una considerable exposición de las mujeres al
subempleo. Los sectores en los que predominan las mujeres ofrecen
salarios más bajos que aquellos en los que predominan los hombres.
Además debemos de añadir la segregación vertical (desigualdades de acceso a determinados empleos de responsabilidad). Ellas ocupan minoritariamente los puestos de trabajo con elevada responsabilidad. Las mujeres se enfrentan a un techo de cristal que limita sus perspectivas de carrera profesional, es decir, la existencia de barreras invisibles (construidas por los hombres) que impiden a las mujeres alcanzar niveles jerárquicos más altos en el seno de las organizaciones.
Medidas concretas
El Ejecutivo español ha señalado, según informa Europa Press, que “tiene presente el objetivo de reducir la desigualdad salarial entre hombres y mujeres”.
Una de las medidas que se estudian para paliar estas diferencias es el obligar a las compañías a facilitar información sobre los niveles salariales. Deben mostrar las remuneraciones por géneros y niveles profesionales, para comprobar que personas de diferente sexo cobran igual por llevar a cabo una misma tarea.
Según, el estudio Mujeres en la alta dirección en España, realizado por investigadoras de la IE Business School, la presencia de mujeres en puestos directivos continúa siendo escasa en las empresas españolas (13% del total).
Una mayor igualdad entre hombres y mujeres produciría beneficios para la economía y para la sociedad en general.
Por otro lado la eliminación de la brecha salarial entre hombres y mujeres contribuiría a reducir los niveles de pobreza y a aumentaría los ingresos que reciben las mujeres a lo largo de su vida.
Workmeter
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