viernes, 20 de mayo de 2016

El control de la plenitud: Inteligencia Emocional

¿No desearía que los días malos no le afectaran? Nos vemos inmersos cada día enbombardeos de información y estímulos que nos alejan de nosotros mismos. Es precisamente esto, lo que nos provoca sensaciones negativas y malos modos. Si la meta es mejorar día a día, debemos saber que eso significa procurar el bien común y para tener éxito en este aspecto es imprescindible ejercitar nuestra propia conciencia, investigarnos a nosotros mismos y las emociones que sentimos.
Para gestionar nuestras emociones, cultivar la caridad y el altruismo, es imprescindible que la mente se encuentre en cierto estado de quietud. El monje budista y biólogo, Matthieu Ricard explicaba en una entrevista con Eduardo Punset que, continuamente nuestra cabeza está saltando de un pensamiento a otro, y de esa manera, es imposible meditar, u ordenar nuestros sentimientos e integrar enseñanzas positivas.
Esa quietud es posible únicamente gracias a la meditación, a profundizar en nuestra mente, a dedicarnos tiempo. Técnicas como el mindfulness, que se orientan a conseguir una plena conciencia, son claves para conseguir la paz mental necesaria para desarrollar habilidades emocionales que mejoren nuestra calidad de vida y la del resto. El consejo que daba Matthieu Ricard en la entrevista nombrada, era la práctica más sencilla de minfulnessconcentrarse en un objeto durante al menos 10 minutos. Aunque realmente, la manera más práctica y efectiva de meditar, según Ricard, es focalizar la atención en larespiración, ya que es algo que realizas involuntariamente, lo que significa que si te concentras solo en eso, serás más consciente de que te desvías del objetivo.
David Goleman, experto en inteligencia emocional, bautizó a esta capacidad de reconocer las emociones propias y ajenas para gestionarlas y dirigirlas correctamente a la hora de relacionarse con los demás.  El concepto Inteligencia Emocional fue introducido en su libro que comparte título con el término protagonista, publicado en 1996. Habiendo dado un profundo repaso por el significado de inteligencia emocional, publicó su segundo libro, “Liderazgo: el poder de la inteligencia emocional”,abordando este tema, pero en este caso, relacionado con el liderazgo.
La inteligencia emocional permite a las personas adaptar sus comportamientos a distintas situaciones dependiendo de las emociones propias y ajenas, las cuales son capaces de identificar sin problemas. Los resultados de aumentar nuestra inteligencia emocional pueden beneficiarnos de innumerables maneras, pero si hablamos de liderazgo, existen muchas probabilidades de sacar partido en cuanto a productividad y beneficios.
César Lozano, escritor y conferenciante y CEO en Podium Worldwide Group, afirma que la inteligencia emocional resulta de la suma de dos tipos de inteligencia que Howard Gardner exponía en “Las Inteligencias Múltiples”.Estos dos tipos son la inteligencia intrapersonal y la interpersonal. La primera está relacionada con cómo se conoce el individuo a sí mismo y la segunda se refiere a la capacidad de reconocer las emociones de los otros. Esta última es la que deberían tener más en cuenta los líderes para conseguir equipos eficaces y comprometidos.
Lozano apelaba a la imagen mental de una cebolla equiparándolo a las capas del ser humano en este sentido. En el núcleo se encontrarían las emociones, la energía que nos moviliza; La segunda capa serían los sentimientos, que son los medios que nos permiten expresar esas emociones; La tercera capa es la afectiva, el remanente de esa energía que emana de las emociones; por último se encontraría la capa intelectual, donde estarían las metas y los logros.
Si nuestra interacción con las personas que forman los equipos que dirigimos solo pasa por estar en la capa intelectual, las capacidades y resultados se verán mermadas, no alcanzarán todo su potencial.
La conexión y confianza se conforman como la base para que un líder pueda dirigir hacia metas mayores a los equipos. El esfuerzo por conseguir aumentar la inteligencia emocional es innegable, pero tiene inmensas recompensas en todos los aspectos de la vida. Porque las emociones las sentimos todos los días durante toda la vida y marcan nuestro camino, que no nuestra suerte. Gracias a la inteligencia emocional no se deja nada al azar, la suerte se hace.


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