- El uso masivo de la tecnología nos hace estar mejor conectados y ser más honestos a la hora de decir las cosas pero limitan a la hora de gestionar las comunicaciones y pedir aumentos de sueldo
- Hacer gimnasia emocional se convierte en el mejor remedio para acabar con los miedos que genera esconderse detrás de tecnologías como el whatsapp o el mail para decir las cosas
Elena Martínez | Madrid
Fotografía de familia, taza de café y teléfono móvil.
¿A quién no le falta ninguno de estos artilugios en su mesa de trabajo?
Convertidos ya en herramientas indiscutibles en la mayoría de las
empresas, cada uno es, sin duda, más importante que el otro. El primero
denota motivación diaria; el segundo, energía y motor de trabajo; y el
tercero, una adicción desconocida. Una sensación de pertenencia que
puede dar lugar a fobias, paranoias y mucho estrés. Porque los más de 2 mil millones de smartphones que existen en el mundo se han convertido en una
especie de parapeto que nos hace ser más honestos a la hora de decir
las cosas pero que nos limitan a la hora de gestionar nuestras
comunicaciones y pedir aumentos de sueldo en la empresa.
Hace tiempo que el mundo empresarial se sumó al cambio que las nuevas tecnologías trajeron.
Herramientas que posibilitan una comunicación sin distancias, pero que
también la restringen haciéndonos ocultar sentimientos y emociones que
nos alejan de las personas. Así lo confirma el Brand Coach y Socio Director de D’Arte Coaching y Formación Artesanal, Enrique Jurado.
Según cuenta a Motivación y Más, el miedo del siglo XXI se ha
convertido en tocarse el bolsillo y no encontrar el teléfono móvil. Una
adicción que hace que las nuevas tecnologías supongan más un perjuicio
que un beneficio, también para la empresa. Éstas nos hacen que cada vez
tengamos menos herramientas para gestionar emociones y que a la hora de
pedir un aumento de sueldo, estemos acostumbrados a escondernos y no
sepamos hacerlo con éxito.
Mirarse a la cara se hace imposible en
la empresa. Tapados por ordenadores, tabletas y teléfonos móviles, la
tendencia es esconderse detrás de las tecnologías. Una práctica
altamente accesible pero que, a la larga, lleva a paradigmas extraños,
como preferir mandar mails o mandar whatsapp en vez de comunicarnos de forma directa entre compañeros de la misma oficina. Así, la
tecnología, lejos de generar tecnoestrés hace que el ser humano se
convierta en un ser tímido e introvertido, incapaz de pedir un aumento
de sueldo con éxito. Personal y profesionalmente, no sabemos hacer
nada en la vida sin nuestro móvil. Por eso, el experto cree que ha
llegado el momento de parar y retroceder. Es cierto que los móviles, las
tabletas y otras tecnologías son herramientas muy útiles que permiten
ahorrar tiempo y comunicación, pero “necesitamos exigirnos relaciones
físicas”.
Gimnasia emocional
Combatir el miedo y la falta de carácter que resta la tecnología, hay que apostar por hacer gimnasia emocional. Expertos como Jurado indican que, en la actualidad, estamos traicionando nuestros valores. No alineamos lo que decimos, sentimos y hacemos, y esto lleva a conflictos y malentendidos en la empresa. Por esta razón, y por el bienestar que genera el contacto físico, se ha de vencer al ideal de que detrás del whatsapp nos sentimos mejor. Se ha de volver a conectar con todos los recursos que necesita desarrollar la persona como ser humano para lograr el éxito en sus propuestas. Según Jurado, aunque estar en una charla y que todos los asistentes tengan el móvil en la mano forme parte de la cultura que vivimos, son situaciones extrañas que hay que matizar.
Combatir el miedo y la falta de carácter que resta la tecnología, hay que apostar por hacer gimnasia emocional. Expertos como Jurado indican que, en la actualidad, estamos traicionando nuestros valores. No alineamos lo que decimos, sentimos y hacemos, y esto lleva a conflictos y malentendidos en la empresa. Por esta razón, y por el bienestar que genera el contacto físico, se ha de vencer al ideal de que detrás del whatsapp nos sentimos mejor. Se ha de volver a conectar con todos los recursos que necesita desarrollar la persona como ser humano para lograr el éxito en sus propuestas. Según Jurado, aunque estar en una charla y que todos los asistentes tengan el móvil en la mano forme parte de la cultura que vivimos, son situaciones extrañas que hay que matizar.
La confianza, la comunicación y la
gestión de conflictos sanos harán que la tecnología ocupe la posición
para la que fue creada y nos mantengamos en forma. Como apunta el
experto, estos dispositivos “tienen que estar para servirnos, no
nosotros a ellos”, por lo que las compañías tendrían que
empezar a cambiar el chip y ser protagonistas del cambio, de
proporcionar el bienestar a su equipo humano. Las prácticas que propone Enrique Jurado se fundamentan en racionar mails, whatsapp
y redes sociales por hora y día; y empezar a hacer obligatoriamente
reuniones “cara a cara” para desarrollar habilidades que mejoren la
comunicación y gestionen conflictos. En definitiva, prácticas de engagement que mejoren el desarrollo personal de los empleados y la empresa.
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