El liderazgo es una acción complicada de entender y poner en práctica.
Sabes que estás ante buen líder cuando trabajas para uno y cuando estás
ante líderes que incluso tienen dificultades para especificar lo que
hacen. Y es que el buen liderazgo es dinámico, integrador de un conjunto
variopinto de características.
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Valentía
“El valor es la primera virtud y la que hace posibles a todas las demás” Aristóteles
Antes de decidirse a seguir un líder, la gente suele esperar a
comprobar su valentía. Los empleados necesitan un líder que no se rompa
en las bajas horas. Además, la gente tiende a mostrar más valentía
cuando sus jefes también son atrevidos.
La adversidad es un buen test para la valentía de los líderes. Del
mismo modo que un herrero moldea con facilidad el hierro al rojo vivo,
la adversidad es una prueba de fuego que redefine el liderazgo y su
juego. La adversidad sirve para desafiar la estrategia de los líderes y
verificar su dirección.
Un buen líder es el que se atreve con caminos novedosos, el que
modifica la línea de la empresa, ya que prefiere aprovechar las
oportunidades que se presentan a continuar el camino más seguro.
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Comunicación efectiva
La comunicación es uno de los elementos fundamentales del liderazgo,
ya que es esencial para entender cómo los líderes alcanzan sus objetivos
día a día. En pocas palabras: no podrás ser un buen líder hasta que no
seas un buen comunicador. Los buenos comunicadores inspiran a la gente.
Crean una conexión única con sus seguidores tanto personal como
emocional que supera cualquier tipo de distancia física entre ellos.
Esta conexión se forja a través de la comprensión de las personas con
las que se trabaja y de la habilidad para hablar directamente a sus
necesidades.
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Generosidad
"Un buen líder es una persona que toma un poco más de su parte de culpa y un poco menos de su parte del mérito" -John Maxwell
Los buenos líderes son generosos: comparten sus méritos y aprecian el
trabajo de sus equipos. Están tan preocupados por el éxito de sus
seguidores como por el suyo propio. Así, quieren que todas las personas
que lo siguen alcancen lo mejor de si mismos, no solo por razones obvias
de productividad, sino porque se preocupan por cada persona como un
individuo.
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Humildad
Los grandes líderes son humildes. Por tanto no permiten que su
posición de autoridad se les suba a la cabeza. Un buen líder nunca se
creerá que es mejor que los demás, por eso no duda en hacer el trabajo
sucio cuando es necesario y nunca pedirá a sus seguidores que hagan
cosas que ellos mismos no estarían a hacer.
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Autoconocimiento
"Es absurdo que un hombre pueda gobernar a otros, sino sabe gobernarse a sí mismo". Proverbio Latino
La conciencia de uno mismo es la base de la inteligencia emocional,
una habilidad esencial de todo líder extraordinario. Esta autoconciencia
significa que cuentan con una imagen clara y precisa de su propio
estilo de liderazgo, con sus fortalezas y de sus debilidades. Saben
donde destacan y donde su luz es más tenue, por eso, son capaces de
diseñar estrategias que se apoyen en sus fortalezas para compensar sus
debilidades.
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Supera la Regla de Oro
“La manera en la que ves a la gente es la forma en la que
los tratas y la manera en la que los tratas es en lo que se convierten”. Jon Wolfgang von Goethe
La Regla de Oro –tratar al prójimo como te gustaría que te tratasen-
asume que todas las personas somos iguales. Por lo tanto, entiende que
tus seguidores estarán contentos cuando los trates del mismo modo que te
gustaría que te tratasen. Sin embargo, no todos somos iguales, a
algunos les gusta ser el centro de atención mientras que otros prefieren
pasar más desapercibidos. Así, un líder extraordinario no trata a los
seguidores como le gustaría que le tratasen, En su lugar, van más allá
de la Regla de Oro para tratar a cada seguidor individualmente acorde a
su personalidad. Los grandes líderes son capaces de adaptar su liderazgo
a las características y necesidades de cada persona de su equipo.
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Pasión
Ten cuidado porque la pasión y el entusiasmo son enfermedades
contagiosas. Como también lo son el aburrimiento y la apatía. Nadie
quiere trabajar para un jefe al que no le apasiona su trabajo. A los
grandes líderes les mueve lo que hacen y son capaces de contagiar esa
pasión a sus equipos.
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Visión
Los grandes líderes saben que tener una visión clara no lo es todo.
Tienes que ser capaz de que tus seguidores visualicen ese camino del
mismo modo que tú lo haces para que todos podáis dirigir vuestros
esfuerzos en la dirección correcta. Los líderes extraordinaro dedican
tiempo a la comunicación con sus trabajadores para aclararles la visión
de sus proyectos, para que puedan entender a dónde se quiere llegar y
que hagan propia esa visión y la internalicen.
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Autenticidad
La autenticidad está relacionada con ser honesto, no solo con lo que
haces y dices, sino con quién eres. Cuando eres auténtico, tus palabras y
acciones se alinean con quien dices ser. Entonces tus seguidores no
tienen que perder tiempo intentando averiguar tus intenciones reales, ya
que todo ese tiempo perdido no hace más que empeorar la confianza en
ti.Los líderes extraordinarios son cercanos y transparentes. No son
perfectos, pero se ganan el respecto de la gente por la forma en la que
hablan y actúan.
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Accesibilidad
“La gestión es como sostener una paloma en tu mano. Si
aprietas demasiado la matarás y si no aprietas lo suficiente se irá
volando”. Tommy Lasorda
Los grandes líderes están completamente a los desafíos, a la crítica,
a los puntos de vista contrarios al suyo propio. Entienden que todo
ambiente de trabajo donde las personas tengan miedo a expresarse, a
decir lo que piensan, está destinado al fracaso. Al asegurar que son
accesibles, los grandes líderes permiten la aparición y el flujo de las
mejores ideas por toda la organización.
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Rendición de cuentas
“Los romanos tenían una tradición: Siempre que un ingeniero construía
un arco, como la piedra angular se colocaba in situ, el ingeniero
asumía la responsabilidad de su trabajo de la manera más profunda
posible: Se ponía en pie debajo del arco”. Los buenos líderes asumen su
responsabilidad. No buscan echar la culpa a sus seguidores ni se
avergüenzan cuando fallan. No tienen miedo de decir “La responsabilidad
es mía” y se ganan la confianza de sus seguidores al respaldarlos.
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Sentido de propósito
Si la visión es una noción clara del objetivo hacia dónde te diriges,
el propósito se refiere a la razón por la que quieres avanzar hacia
allí. A la gente le gusta sentir que son parte de algo más grande que
ellos mismos. Los grandes líderes son capaces de fomentar y transmitir
esa sensación. Todos estos rasgos te ayudarán a convertirte en un líder
extraordinario. Pero no tienes por qué incorporar todos al mismo
tiempo. Céntrate en trabajar aquellos que crees que son más necesarios
cada momento. Cuanto más practiques, más se introducirán en tu
personalidad y en la forma en la que tratas a tus seguidores. Sin darte
cuenta habrás mejorado tu estilo de liderazgo.
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