La política de promoción es uno de
los elementos más complicados de estable20cer en una empresa. Cómo y
cuando premiar a un empleado con un ascenso o nuevas responsabilidades
requiere su tiempo de estudio. ¿Y si no fuera así? ¿Y si fuese mejor
promocionar a los empleados de forma aleatoria? Un reciente estudio nos
demuestra que a veces es más eficiente no seguir una política de
promociones concreta y además nos ayuda a entender por qué algunos jefes
son totalmente incompetentes.
¿Quien no ha sentido alguna vez que su carrera profesional estaba
estancada? ¿Que se le estaba negando el ascenso que tanto merecía? En
mayor o menor medida todo el mundo ha pensado de esta forma en algún
momento, pero la clave está en saber si teníamos o no razón. La mayoría
de las empresas cuentan con una política de promociones y ascensos diseñada para premiar a los mejores empleados, retener el talento en la empresa y, por supuesto, mejorar su eficiencia.
El potencial de desarrollo, la capacidad de trabajo mostrada hasta la
fecha, los dotes de mando, los resultados obtenidos e incluso la
fidelidad a la empresa son sólo algunos de los factores que se utilizan
para determinar si una persona está lista para ascender, pero ¿Y si fuese más eficiente no planificar los ascensos? ¿Podría ser más eficaz un sistema aleatorio de promoción? Contra
lo que dicta la lógica, podría ser que los resultados de la empresa
mejorasen con un sistema de ascensos menos programado. Esto es posible
gracias al llamado Principio de Peter que básicamente dicta que “en un sistema jerárquico, todo empleado tiende a ascender hasta alcanzar su nivel máximo de incompetencia”.
El Principio de Peter
Este principio, enunciado en un libro con ese mismo nombre, asume que cada puesto requiere diferentes habilidades y que un empleado asciende cuando es el más competente en su área.
Al hacerlo, su nivel de competencia en el nuevo puesto es menor (se
podría incluso decir que empieza siendo un incompetente), pero poco a
poco va mejorando hasta volver a ser el más competente, momento en el
que ascenderá de nuevo y así sucesivamente hasta alcanzar su máximo
nivel de competencia, momento en que se volverá incompetente y dejará de
progresar. Es decir, gracias a la política de promoción se habrá
ascendido a un trabajador competente hasta un puesto en el que ya no lo
sea y por lo tanto no pueda seguir ascendiendo. En resumen, estaríamos
creando una empresa de incompetentes cuando en realidad sólo queríamos
premiar a los mejores empleados.
Esta es la teoría que un grupo de investigadores italianos que ha desarrollado un programa de simulación
sobre una empresa con 160 trabajadores y seis niveles jerárquicos. Su
sistema enfrenta lo que llaman “la hipótesis de sentido común”, según el
cual un empleado será tan bueno en su nuevo trabajo como lo era en el
anterior, con el Principio de Peter, según el cual esto no tiene por
que´ser así. La investigación se centró en tres estrategias de
promoción: ascender a los más competentes, ascender a los menos
competentes y ascensos aleatorios. Las conclusiones apuntan a que el
último modelo, el aleatorio, es el que acaba arrojando un nivel de
eficiencia mayor en la empresa y en su defecto, tampoco funciona mal
alternar la promoción de los mejores y los peores empleados.
Sin embargo, lo mejor de todo es que se puede ‘jugar’ con la
herramienta para hacer pruebas y ver cómo funcionarían ambos sistemas de
promoción en nuestra empresa. Basta con pinchar en la imagen para que
se inicie la aplicación de Java. En este enlace se puede acceder a una
mini guía sobre su funcionamiento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario