Irene Santos| Barcelona
¿Cuándo
fue la última vez que usaste ese taladro que compraste? ¿Sabes cuántas
veces lo vas a usar durante toda tu vida? ¿Podrías calcular el tiempo
que pasa tu coche estacionado y el dinero que eso te cuesta al cabo del
año? ¿Sabes cuántos días se ocupan las segundas residencias durante un
año? Albert Cañigueral, en su obra, “Vivir mejor con menos”, descubre
por qué consumir más no equivale necesariamente a vivir mejor y plantea
un nuevo modelo en el que el consumo se entiende como un medio para el
bienestar y no un fin en sí mismo. ”Vivir mejor con menos”
explica las ventajas y alternativas de la nueva economía colaborativa en
sectores como la movilidad, el turismo y las finanzas, entre otros; y
los profundos cambios que este nuevo modelo económico pueden aportar a
nuestra sociedad.
Según un estudio de las Naciones Unidas, en 2050 el porcentaje de la población mundial que reside en áreas urbanas pasará del 54% actual al 66%.
En menos de 40 años habrá 2.500 millones de personas más poblando
megalópolis enfrentadas a enormes retos. Los expertos en urbanismo,
arquitectura y movilidad trabajan desde hace años para paliar los
efectos que el urbanismo descontrolado puede tener en nuestras vidas y
en el entorno.
Y, en esta órbita, compartir movilidad es una tendencia que se conjuga en presente. Cada
día se observa un mayor uso de variantes como el Car – Pooling, el
Car-Sharing entre particulares (Peer to peer) o el Car-Sharing “one way”
(uso de una dirección como las bicis de alquiler).
Precisamente todas estas variantes tienen un punto en común: estar
posibilitadas y potenciadas por las nuevas tecnologías y desarrollarse
dentro de ese ámbito urbano de información abierta y multidireccional
que llamamos “Smart City”. Pero además, como destaca Albert Cañigueral,
estas actividades en torno al consumo colaborativo se desarrollan en un
nuevo marco ideológico que tiende hacia una economía mucho más ética y
hacia una participación horizontal entre administraciones públicas y
ciudadanos. En algunas pequeñas ciudades, por ejemplo, los
ayuntamientos incorporan sus coches al servicio de Car-Sharing fuera del
horario en que se emplean por los funcionarios. A otro nivel existen interesantes experiencias como Lyft, en San Francisco, una empresa de Car-Sharing Peer to peer con un divertido distintivo, Fes Edit, una plataforma de Car – Pooling cuyo intercambio se produce en “moneda social” o Whabit.com un portal que se lanzará próximamente en Cataluña en el que particulares podrán compartir toda clase de artículos.
Ejemplos no faltan, diseminados por
nuestra geografía. Así, en Málaga, concretamente en el municipio de
Nerja, funciona desde hace escasos días un “Banco del Tiempo”. Se trata
de un sistema de ayuda mutua destinado a los vecinos del municipio para
fomentar el intercambio de servicios por tiempo, siendo la unidad de
intercambio la ‘hora’. Los servicios pueden ser muy variados:
desde actividades de acompañamiento (cuidado de mayores, acompañar al
médico, etc.) hasta tareas administrativas, clases de taichí, servicios
de bricolaje o cuidado de mascotas. Las ideas corren a cargo de
los participantes, aunque de la gestión de las ofertas y demandas de
cada persona se ocupa la Concejalía de Participación Ciudadana. El objetivo, señalan desde el Ayuntamiento de Nerja, es “promover valores de cooperación, intercambio y solidaridad entre personas de diferentes condiciones edades”.
Curitibá: integración de los más desfavorecidos
Al otro lado del Atlántico, el
municipio brasileño lleva varias décadas trabajando para convertir la
ciudad en un lugar más habitable. Estos esfuerzos han llenado la ciudad
de espacios verdes e infraestructuras para el transporte no motorizado, y
han logrado que se recicle el 70% de la basura que se produce.
Ya en los años noventa, la ciudad fue
premiada por el programa del Medio Ambiente de las Naciones Unidas y,
desde entonces, se la considera un ejemplo de sostenibilidad en la
región y en el mundo. Una de las iniciativas más rompedoras es el Cambio
Verde, que busca involucrar a las comunidades más desfavorecidas,
ofreciéndoles productos básicos, billetes de autobús e incluso entradas
para eventos sociales a cambio de sus bolsas de plástico, envases y otro
tipo de basura reciclable.
Territorio y Marketing
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