- La mayoría de encuestados considera que estos códigos éticos tienen poca aplicación práctica
- A la hora de elaborar nuestras reglas de conducta debemos ser conscientes de nuestras características y nuestra naturaleza
La encuesta del mes de febrero
formulaba la siguiente cuestión ¿Qué papel juegan los códigos de
conducta y ética en las empresas? y obtenía los siguientes porcentajes
de voto en las respuestas:
· Son un referente pero les falta relevancia en el día a día: 45.45%
· Son determinantes en el rumbo de la compañía que los implementa: 31.82%
· Son conjuntos de buenas intenciones imposibles de cumplir en un negocio: 23%
La votación del mes de febrero nos
permite ver cómo, para el 45% de encuestados, estos códigos tienen poca
importancia en la actividad de la empresa. Con un 15% menos de votantes
se queda la opción de que sí tienen peso en la organización que los
implementa.
Esa desconexión entre los valores que
buscamos y los que ponemos en práctica en muchas ocasiones tiene que ver
con el planteamiento de los códigos éticos. En esa fase tenemos que
saber cómo queremos ser, pero también cómo somos. Las organizaciones
deben analizar sus características, su entorno, su competencia, sus
problemas… Y en función de todo eso, trazar las líneas generales que van
a determinar ese código. Gran parte de las compañías han abusado de
formatos standard al plantear estos documentos. No tener en cuenta tu
propia naturaleza a la hora de crear las “reglas” que van a determinar
tus actuaciones convierten en papel mojado el documento que lo contienen
desde su creación. Es necesario tener en cuenta qué obstáculos se
presentan en el día a día de la empresa y quienes son los encargados de
esquivarlos. Ser confuso o demasiado general nos llevará a que las
conductas propuestas se alejen de nuestra realidad y no pueda darse la
aplicación que se debe.
1) Definición de una estructura de equipos de trabajo
2) Redacción de código de conducta:
· Análisis de la empresa
· Identificación de las áreas críticas
· Definición de los comportamientos de riesgo
3) Comunicación y formación
4) Asesoramiento y vigilancia del cumplimiento
La tercera respuesta en número de votos
es la que hace referencia a la imposibilidad de que estos códigos se
lleven a cabo (31%). Un dato que nos sirve para analizar el origen
frecuente de los códigos. Normalmente no se definen los valores desde
los principios. Nos solemos dar reglas a raíz de crisis. Por ejemplo
Nike fue denunciada en 1990 por utilizar empresas que recurrían a la
explotación infantil en Asia. Sus ventas descendieron. En 1992 la
compañía, dedicada al textil y calzado deportivo, publicó un Código de
conducta con el compromiso de que todos sus contratistas se ajustaran a
una serie de reglas que no permitían el abuso de niños. Es decir, sólo
cuando ha afectado a nuestro rumbo como compañía planteamos una solución
apegada a los valores. Entonces los códigos se convierten en una
respuesta al mercado más que a nuestros iniciales propósitos, y lo que
es peor, son percibidos como tal.
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