lunes, 21 de febrero de 2011

El fenómeno del “Mobbing laboral”

La cotidianeidad del ambiente laboral ciertas veces encubre algunas conductas que pasan desapercibidas para la mayoría de los trabajadores, ya sea por desconocimiento o por evitar “meterse en problemas”, pasando por alto un tema bastante complejo: el acoso laboral.




Esta psicológica laboral, causa un gran impacto negativo en la vida profesional y personal de quienes la sufren.

Mundialmente, esta violencia psicológica laboral es conocida como mobbing (del inglés “to mob”, atropellar), una práctica que se da continua y sistemáticamente, trayendo consigo consecuencias tanto psicológicas como físicas para su víctima, quien se ve en una posición de indefensión ante sus agresores.

La víctima de mobbing es protagonista de distintos actos humillantes como por ejemplo, que sus compañeros de trabajo no le dirijan la palabra, la aíslen, desprestigien o descalifiquen su desarrollo como profesional, en definitiva, la desacrediten ante el resto.

Las consecuencias de estas prácticas podrían derivar en casos más graves como estrés e incluso depresión a medio y largo plazo. Además, se evidencian en el día a día en síntomas que – somatizados- derivan en dolores de cabeza, contracciones musculares y enfermedades gastrointestinales como colon irritable o úlcera, por nombrar algunas.

Si bien esta figura -observada en el ámbito del trabajo- se ha dado a conocer públicamente de manera más bien reciente, lo cierto es que es una práctica que se da desde que la mujer abandonó las labores domésticas, se independizó y entró al mundo del trabajo, haciendo valer sus derechos hasta entonces oprimidos.

Aspectos legales
El último informe elaborado por la Fundación Europea para la mejora de las condiciones de Trabajo, estimaba que aproximadamente ochocientas mil personas en España padecen actualmente acoso psicológico en el trabajo (El País- 13 de abril de 2001, 19).

Cabe destacar que la violencia por razón de género -o discriminación- ha sido abiertamente rechazada, (incluso prohibida), en diversas convenciones internacionales como en el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (1966). Sin embargo en muchos países, sobre todo de Latinoamérica, el mobbing en el ámbito laboral ha sido recientemente reconocido y aún queda mucho por legislar en este tema.
Lo anterior se agrava aún más, si se considera que con este “pasar por alto” no sólo se ve afectada la persona, sino que la empresa en donde trabaja, pues está comprobado que un trabajador acosado psicológicamente reduce su rendimiento y con esto, la productividad de la compañía en donde se desempeña.

En este sentido es que la Organización Internacional del Trabajo recomendó -en el informe anual del período 2005-2006- que las empresas deben recurrir a la capacitación como prevención al problema, así como al diálogo entre líderes de los distintos niveles de la compañía.

“El responsable de otorgar un buen clima laboral a sus empleados, y de que exista una cultura en contra de la violencia psicológica laboral es la misma empresa. La organización debería fomentar prácticas igualitarias y de capacitación en sus empleados, sin dejar de lado los temas de derechos humanos y respeto por los demás compañeros de trabajo”, asegura Javier Caparrós, Director General  de Trabajando.com España.
El mobbing resulta, la mayoría de las veces, muy difícil de detectar y diagnosticar incluso para la víctima. Sin embargo, es de vital importancia dar a conocer al personal qué es el mobbing, cómo se desarrolla y cuáles son sus consecuencias. Es bueno estar constantemente motivando a los empleados y siempre reconocer sus logros obtenidos, velando así por la calidad de las relaciones laborales. Es importante también, asignar equitativamente los trabajos y cargas, estructurando y determinando las funciones y responsabilidades de cada uno. Además, se debe evitar el exceso de competitividad dentro de los mismos trabajadores para así no generar envidias ni frustraciones.

“Es fundamental instruir líderes capacitados de identificar posibles conflictos y, de ser necesario, trabajar las reconciliaciones”, destaca Javier Caparrós.

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