martes, 28 de septiembre de 2010

Así nos duele el desastre laboral



Pasarán varios lustros hasta que la huella de la recesión económica desaparezca definitivamente del mercado de trabajo. Los expertos auguran que España no volverá a crear empleo hasta pasado el año 2012 y lamentan que la reforma laboral no haya introducido medidas de flexibilidad que eviten que el despido continúe siendo el gran método de ajuste.

Cada vez cuesta más reconocer en España a aquel país cuyo ritmo de creación de puestos de trabajo crecía en torno al 4% anual y que hace apenas tres años y medio todavía soñaba con el pleno empleo. Desde entonces hasta ahora, el desplome del negocio inmobiliario, la falta de crédito, el ajuste fiscal y la caída del consumo han pasado factura a un mercado de trabajo que, según pronostica el Instituto de Estudios Económicos (IEE), todavía no ha tocado fondo. De acuerdo con las previsiones que acaba de publicar este centro, nuestra tasa de desempleo alcanzará el 20,4% en 2011, una nueva cifra récord que nos mantendrá a la cabeza de la Unión Europea –su media será del 9,6%–, en la escalada del paro, por encima de países como Letonia (18,8%), Estonia (17,5%) y Lituania (15%).

Así las cosas, cabe preguntarse cuándo volveremos a crear empleo. Gregorio Izquierdo, director del servicio de estudios del IEE y profesor titular de economía de la UNED, considera que, como muy pronto, tendremos que esperar a 2011 para tener tasas positivas de crecimiento. "Sin embargo, para salir de la recesión España tendrá que crecer a un ritmo del 2% del Producto Interior Bruto, que es cuando tendrá capacidad para crear empleo, y esto no sucederá hasta después de 2012". Esto supone que los ajustes en el mercado de trabajo se prolongarán aún durante dos años más.

En cualquier caso, para los analistas lo más preocupante de la situación actual no es tanto la destrucción del empleo, sino el deterioro que sufre el mercado de trabajo y la falta de medidas puestas sobre la mesa para paliar la sangría de desempleados y –lo que resulta más acuciante– para evitar que el paro se enquiste de forma estructural durante varios años. En este sentido, conviene recordar que desde el tercer trimestre de 2007 hasta el segundo de 2010 –último dato actualizado en la Encuesta de Población Activa–, el colectivo de parados de larga duración, es decir, el de aquellos que llevan más de un año buscando empleo, se ha incrementado en algo más de un millón y medio de individuos.

Resulta significativo que el perfil más habitual dentro de este colectivo sea el de un varón de entre 30 y 34 años de edad. Es decir, el de una persona que se encuentra en su plenitud laboral. En muchas ocasiones, como recuerdan los expertos, el problema de fondo radica en dos obstáculos difíciles de salvar: una acusada falta de cualificación y la especialización en sectores que ya no tienen futuro.

Francisco Aranda, presidente de la Asociación de Grandes Empresas de Trabajo Temporal (Agett), lleva años analizando este tipo de tendencias. En su opinión, el avance del paro estructural es preocupante porque descapitaliza al trabajador, acrecienta su falta de empleabilidad y, a medio plazo, lo deja en riesgo de perder sus prestaciones contributivas y asistenciales. Así, una de las soluciones que defiende pasa por promover planes de acompañamiento durante todo el período de reinserción laboral. "Es necesario que estas personas puedan acceder a itinerarios personalizados orientados a la búsqueda de empleo y a programas formativos de ciclo corto que estén ligados a un puesto de trabajo concreto", dice.
La reforma laboral recién aprobada por el Congreso de los Diputados introduce algún tipo de avance en este sentido, con la idea de que el parado no se acomode en su búsqueda de empleo. La norma supone además un intento de romper la rigidez laboral de un mercado que hasta ahora sólo ha realizado ajustes a través del despido aunque, para Íñigo Sagardoy, presidente de Sagardoy Abogados, resulta "claramente insuficiente" porque, entre otras cosas, "mantiene la inseguridad jurídica de la empresa a la hora de contratar".

Salvador del Rey, presidente del Instituto Internacional Cuatrecasas de estrategia legal en recursos humanos, tiene una opinión similar, pero reconoce avances "notables", como el fomento de la contratación indefinida, el abaratamiento del despido y el impulso de la intermediación de las agencias privadas de empleo. Sin embargo, cree que el Gobierno ha perdido la oportunidad de introducir medidas de flexibilidad interna –como el contrato a tiempo parcial– que eviten que el ajuste siga produciéndose mediante la rescisión de contratos laborales y, lo que es más preocupante, piensa que no sienta las bases para la creación de empleo.

Este pronóstico resulta especialmente dramático para los jóvenes españoles, cuya tasa de paro se sitúa actualmente en el 42,1%, el doble de la media europea. La crisis ha destruido más de 893.000 empleos orientados a estos perfiles, principalmente a través del extinción de contratos temporales. Su generación no sólo está huérfana de empleo, sino también de perspectivas de mejora a corto plazo, lo que está empujando a muchas de estas personas a continuar su trayectoria del único modo que conocen: formándose. Así, por ejemplo, la escuela ESCP Europe confirma que los universitarios han incrementado en un 25% sus solicitudes para estudiar un posgrado este curso, un dato que aplaude el presidente de la patronal de las ETT. "Los empleos del futuro exigirán mayor contenido de conocimiento, fuertes competencias de tipo social y comunicacional y un abanico flexible de habilidades técnicas", detallaba en la jornada Jóvenes y Mercado de Trabajo, que la OCDE ha organizado esta semana en Oslo. En otras palabras, se trata de salvar lo que Antonio López, catedrático de Trabajo Social de la UNED, describe como analfabetismo relacional, es decir, la carencia manifiesta que los jóvenes tienen en habilidades sociales.

En cuanto a las condiciones de entrada al mercado, Gestha informó el año pasado de que seis de cada diez profesionales eran mileuristas, algo que, como recuerda López con cierto sarcasmo, hoy quisieran ser muchos trabajadores. No se tienen datos más recientes de los técnicos de Hacienda, aunque un documento presentado la semana pasada por el Fondo Monetario Internacional y la Organización Mundial del Trabajo vaticina que el trabajador que sea despedido durante la actual crisis ganará hasta un 20% menos en los puestos que ocupe durante los próximos quince o veinte años.

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