martes, 29 de junio de 2010

Claves para optimizar el rendimiento de un equipo

El mundo de la empresa acude cada vez más al trabajo en equipo para beneficiarse de las sinergias que surgen de la complementariedad de los perfiles profesionales. Hay cinco funciones que dan sentido a la creación de un equipo. Es importante conocerlas y trabajar para que su equipo desarrolle cada una de ellas al máximo.

Un equipo eficiente requiere, sobre todo, una estrategia de trabajo bien configurada. El trabajo en equipo tiene dos objetivos fundamentales: por una parte, alcanzar los objetivos profesionales establecidos y, por otra, conseguir el bienestar personal de los miembros que lo configuran. Para lograr estos objetivos es necesario definir claramente las funciones que el equipo debe cubrir, las cuales hacen que éste sea eficiente y que las personas que lo configuran se sientan satisfechas, integradas e identificadas con él.

Las cinco funciones tienen un orden de prioridad; es decir, para poder progresar en una, la anterior debe estar adecuadamente desarrollada.

Zona de confianza
La primera función, la más básica y la que da soporte a las otras, es la de proporcionar confianza, es decir, cubrir la necesidad de las personas que configuran el equipo confíen unas en otras. La confianza mutua hace que cualquier miembro se atreva a expresar con claridad lo que piensa sobre cualquier tema que trate el equipo. Sin confianza es imposible afrontar los problemas; éstos se ocultan, se disfrazan y se minimizan, de forma que se dificulta la toma de decisiones o puede quedar en entredicho la labor de algún miembro del equipo.

No es sencillo alcanzar la confianza; requiere compartir experiencias y supone un esfuerzo que corresponde a todos los miembros del equipo. Además, la confianza es un valor fácil de perder, pero muy difícil de recuperar. Una de las formas más eficaces de fomentar la confianza es programar reuniones y encuentros informales con relativa frecuencia.

La confianza genera cercanía y bienestar; además, facilita la comunicación. Por el contrario, la desconfianza genera malestar, miedo e inseguridad. Un equipo que no logre generar confianza está abocado a ver que su grado de eficacia disminuye y a padecer muchos problemas en las relaciones
interpersonales.

Espacio para soluciones
La segunda función básica de un equipo es crear un foro en el que afrontar con sinceridad los conflictos. Un equipo se constituye con el objetivo de afrontar las dificultades y resolver los problemas, pero se necesita valentía para no ocultarlos. Es importante que los miembros del equipo mantengan una actitud positiva frente a los problemas, eviten la búsqueda de culpables y se centren en dar con las causas de las dificultades y las posibles soluciones.
El deber del equipo es orientar las acciones hacia los hechos más que hacia las opiniones y la visión subjetiva. Esto requiere ir creando un caldo de cultivo, una cultura de equipo, que permita a cada miembro expresar libremente lo que piensa.

Objetivos definidos
La tercera función de un equipo consiste en mantener los objetivos individuales y colectivos bien definidos. Es importante que cada miembro del equipo tenga claros sus objetivos individuales, así como los que son comunes a todos, es decir, aquéllos en los que todos están comprometidos. Sin objetivos comunes no hay equipo, pero sin objetivos individuales no hay compromiso e implicación personal. Los objetivos no siempre están claros y definidos, por lo que muchas veces se genera confusión y surgen no pocos conflictos.

Responsabilidades conjuntas
La cuarta función reside en compartir las responsabilidades. Esto conlleva que cada miembro del equipo puede exigir al resto que asuma la suya individual. Su incumplimiento afecta a los demás, al equipo. No vale que una persona alegue que un asunto es de su competencia. El líder desempeña un importante papel de arbitraje que evita el enfrentamiento personal de unos profesionales con otros. Es importante despertar en los miembros del equipo la conciencia de esa responsabilidad compartida, así como intervenir de forma constructiva y positiva cuando sea necesario. También resulta oportuno que un miembro del equipo pida ayuda en su área de competencia en el momento en el que la necesite.

Orientación hacia los resultados
La quinta función es la orientación del equipo hacia los resultados, el logro de objetivos, la eficacia y la rentabilidad. Ciertamente, si las anteriores funciones están bien desarrolladas, el equipo no sólo estará necesariamente orientado hacia los resultados, sino que también dedicará toda su energía a mantener la calidad de su rendimiento y a progresar individualmente. A veces ocurre que los intereses individuales adquieren más poder y significado que el bien común del equipo, con lo que el grado de eficacia del equipo disminuye y el objetivo de cada miembro se convierte en “sobrevivir”.

Conclusión
Es importante que los miembros del equipo mantengan una actitud positiva frente a los problemas, eviten la búsqueda de culpables y se centren en dar con las causas de las dificultades y las posibles soluciones. Una de las formas más eficaces de fomentar la confianza es programar reuniones y encuentros informales con relativa frecuencia.